Nace aquí, Dios, donde más falta hace.
Donde más urge tu presencia pura.
En esta soledad, en esta anchura
-pecho quise decir-, ven Dios y nace.
Deja el portal de siempre, donde pace
su rutina la bestia y su pastura.
Sin ángeles ni reyes, en la dura
tierra de mí, tiéndete Dios y yace.
Vienes a cruz, a cruz vete avezando:
nada más cruz ni nada más martillo,
ni más hiel, ni más clavo, ni más pena.
Matracas de mis huesos repicando
gloria a ti, corazón o caramillo:
yo tu Belén y Tú mi noche buena.
(José Luis Tejada)